sábado, 13 de febrero de 2010

San Valentín.







Después de un rutinario día, cansada de escuchar pacientes de las prácticas, asistir a clases, hacer compras, viajar en subte y colectivo, caminar 15 cuadras, había llegado a casa. La recibieron su gata y la perra que eran la única compañía que se permitía desde hacía bastante tiempo.
Ya no tenía ni tiempo ni ganas para el amor. Demasiado dolor y el corazón salía muchas veces lastimado.
Había elegido psicología para entender el inconciente humano, quería ayudar a los demás a estar mejor con ellos mismos, aunque no la ayudaba mucho a ella, pero insistía.
Retiró el correo y mientras caminaba encontró un sobre en blanco lo abrió llena de curiosidad y dentro había una hoja que sólo decía "anata ga suki desu" maldijo para si, esas palabras que había escuchado hacía tiempo, que no quería volver a leer, ¿quién le estaba tomando el pelo?
Lo puso en la cartelera no sabía para qué, pero era un regalo y tal vez no procedía de nadie malvado esta vez.
Encendió la música fuerte como siempre, como cada día para escuchar esos temas que tanto le gustaban. Ya era tarde y nuevamente vendría la señora de abajo a protestar.
Abrió la heladera, se preparó la comida, le sirvió a sus animales y cenó. Como única compañía el el televisor.
Al regresar al día siguiente un ramo de flores espera en la puerta de su departamento, sin tarjeta.
Esto se estaba tornando un misterio divertido.
Cada día durante un mes hubo un regalo. Los fue poniendo uno a uno en la mesa de noche para imaginar que tenía un amante secreto y rió. "Que se mantenga así", pensó, no quería otra cosa más que saber que alguien en un lugar del mundo pensaba en ella.
Pero ese día sólo encontró una nota que decía: " invitame a entrar". Bueno parecía que el misterioso señor tenía otras intenciones y se escuchó reir.
Qué extraño misterio seguiría a todo esto, sus pacientes la notaron contenta y así se sentía, desde ya había olvidado cuánto tiempo no se sentía así de feliz.
Llegó el viernes y no había nada esa noche, se desilusionó pero tampoco le dio mucha importancia.
Mientras se desvestía sintió un golpe en la ventana y no lo creyó, un muchacho rubio, de ojos marrones se encontraba del otro lado del vidrio. Lo miró, como si lo conociera, de otra vida pensó y volvió a reir ante la idea de tener un extraño en la ventana en el 8vo piso, ¿sería el hombre araña? y volvió a reir. Con miedo abrió la puerta pero él no entró, entonces recordó aquella última extaña nota, y lo invitó a pasar.
Se quedaron allí mirándose, recordó sus libros favoritos y pensó para sus andentros que no podía ser verdad, lo desechó con la poca lucidez que le quedaba.
Caminó hacia la cocina y el joven la siguió, le sirvió café, y volvió a recordar los cuentos, entonces tomó una taza sólo para ella.

- ¿Sos un vampiro verdad?

El asintió en silencio mirándola a los ojos y suavemente dijo:
- Te escuché, oí tus lágrimas, sabía que me esperabas, pero no sabía cómo llegar a vos. Te veo dormir cada noche, desde allí afuera, conozco de memoria tu rutina y sé que de pronto estás feliz.

- Si es verdad tus regalos me devolvieron la alegría. No por los regalos, sino por el hecho de saber que hay alguien que piensa en mí.

El se adelantó unos pasos y la besó.
Su boca era suave y fría y sus manos más frías aún.
Lo que siguió fue como lo esperaba, como lo había imaginado desde que leía historias de vampiros.
No quería dormir, mañana era sábado y no tendría que levantarse temprano y no quería dormir, desperta dándose cuenta que todo aquello era un sueño.
Hablaron horas y horas hasta que llegó el amanecer y sus ojos no pudieron soportar más la vigilia y cayó dormida.
Al desperta miró la cama y no había nadie, ni olores, ni nada que dijera que él había estado allí.
Pero una rosa en la almohada le hizo saber que no había sido un sueño, o tal vez si, el mejor de los sueños porque aquello que deseaba se había vuelto realidad.
Se levantó lavó sus dientes y cuando fue a desayunar descubrió el almanaque era San Valentín y aunque jamás creyó en los días comerciales. Ese era su mejor regalo: "Un vampiro para San Valentín."




"Y así el león se enamoró de la oveja.
Qué oveja más tonta.
Qué león más morboso y masoquista."



3 comentarios:

Lucero dijo...

Maravilloso relato amiga me gusto mucho,que tengas una hermosa noche , besitosss

MAMUCHA SILVIA dijo...

QEU HISTORIA, ME ATRAPO¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
UN DULE VAMPIRITO¡¡¡
BESOS AMIGA¡¡¡¡

estoy_viva dijo...

Todos, al menos por un momento experimentamos la realización de nuestro sueño....y el mio se hizo real....volviiiii
con cariño
Mari