miércoles, 18 de noviembre de 2009

Terapia de grupo


Estaba un poco más nerviosa que lo de costumbre, miró el papelito que tenía en la mano. Salió decidida si pensaba mucho no iría nada.
Iba de mala gana, no quería, qué podia ella hacer en un grupo de ayuda, si hasta ahora con el terapeuta todo iba bien, por qué debía contarle a un montón de extraños lo que pensaba, lo que sentía. Cuál era la gracia. Tampoco le interesaba saber qué era lo que le sucedía a otros. Ya bastante tenía con los suyos.
Llegó al lugar, tocó timbre y vio que había dos personas en el pasillo que parecía iban al mismo lugar. Nadie contestó.
El muchacho la miró y le dijo:

- Todavía no llegó. ¿Es tu primera vez?

- Si- contestó ella sin ganas de ser amable, para que? Estaba peleada con la vida, con la gente, no quería nada nuevo en su vida, es más quería todo fuera.

La chica que estaba cerca la miró largamente, con ojos tristes, que acentuaban su figura frágil. Y esa ropa negra la hacía más melancolica. Le sonrió suavemente, pero Irina no le contestó, miró a la calle.

"Terapia de grupo, qué porquería", pensó, después de todo para qué serviría, comenzaba a tomar alcohol más de lo normal, persistía en su cabeza la idea del suicidio desde la adolescencia, y no tenía ganas de contarle a esos extraños nada de todo eso.

Llegaron dos o tres personas más, luego el terapeuta. Escuchó en silencio cada historia. Nacho la esposa muerta en un accidente, Julieta con los eternos abusos por el alcoholismo de su madre, y así siguieron. Hasta que tomó coraje y habló, contó de su soledad, de su necesidad de sentir que alguien la quisiera, habló de él, del dolor que le causaba su abandono, su falta de compromiso, el maltrato, los olvidos, las mentiras, los engaños. Habló, habló, no se dio cuenta cómo ni cuánto pero habló. Fue como abrir el alma y liberar esa terrible angustia que sentía dentro.

Así comenzó a contar los días que faltaban para ir. Encontrarse con esos seres que la entendían, que no le hacían preguntas odiosas, ni le daban consejos cómo salir adelante, sólo se escuchaban unos a otros, algo que no le había pasado nunca.

Y comenzaron las reuniones fuera del grupo, Nacho, Julieta e Irina, se convirtieron en amigos. Sabían de sus miserias, de sus dolores, cada rinconcito del corazón. Y lo que era increíble jamás se lastimaban. Jamás le fallaban, eran los tres mosqueteros. Y así iban por la vida tratando de encontrar un camino en una vida llena de conflictos.

Hoy siguen haciendo terapia, pero han ganado algo mucho más hermoso, son almas gemelas, pueden escucharse, aprendieron que la vida es algo más que daño, maldad y ausencias.

Se conocen de memoria, terminan las fraces que comenzó el otro. Planean dónde irán las próximas vacaciones. Nacho e Irina están enamorados y Julieta encontró el amor en brazos de Nahuel.

En un grupo donde se contaban estragos, descubrieron que no todo estaba perdido y podían ser felices, tener un cable a tierra, sonreir a pesar de los dolores, seguir vivos a pesar de que todo estuviera en contra.

Sonríen encontraron la alegría en las pequeñas cosas cotidianas. De vez en cuando vuelven a hablar entre ellos de lo que pasó, se abrazan cuando el dolor se hace muy duro, saben que aunque sean las 3 de la mañana alguien del otro lado sentirá que lo que le pasa es lo más importante del mundo.

Están planeando un viaje a un lugar distinto, el primer lugar donde comenzar de vuelta. Porque ahora saben que en el mundo enorme y convulcionado, hay tres corazones que laten al mismo tiempo y serán por siempre inseparables.


5 comentarios:

Seo dijo...

a veces uno aprende mas y es capz de solucionar sus propios problemas si los ve desde fuera

sabes que tu relato me llego mucho y a veces creo que yo necesitaria una de esas terapias

mil besos

Marinel dijo...

Hasta en el desierto más desolador se pueden encontrar oasis...
Esto me recuerda una frase que me gusta mucho y te voy a dedicar hoy a ti:

"La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro."
Viktor Frankl

Es hermoso comprobar que se puede ser feliz encarando los problemas, y comprobando que se pueden compartir con toros seres.
Pienso que hemos de aprneder todos a ser felices,a querernos más y a saber escoger a aquellos con quienes compartir nuestro camino.
Me ha gustado mucho el post,querida Gime.
Un beso enorme.

Alberto dijo...

Muy lindo el relato... muy positivo. Muestra que, aunque a veces el camino no es del todo grato, al final todo puede resolverse hablando y escuchando, y lo importante que es verse reflejado en el otro. Todo cambio empieza con un cambio interior de actitud, solo despues es posible que cambie nuestro entorno, o al menos lo vemos distinto y eso es lo que importa. Despues de todo, nadie nace sabiendo y todo se aprende en la vida, incluso a ser feliz. No hay que darse por vencido...

MAMUCHA SILVIA dijo...

QUE LINDOS SON ESTOS ENCUENTROS, Y SE QUE PASAN NO DE CASUALIDAD EN LA VIDA, SI NO DE CAUSALIDAD, LOS AMGOS SON ESAS CAUSALIDADES MARAVILLOSAS¡¡¡
ME ENCANTO LEERTE
BESOS ¡¡

Isabel dijo...

Bello relato.
Feliz semana mi querida amiga.
¡¡¡¡BESITOS¡¡¡¡

Isabel