viernes, 15 de junio de 2018

El mundo de Rosalia


Las nubes dibujan en el cielo formas diversas que la imaginación convierte en aquello que está dentro de tu mente. Esas que el viento lleva de acá para allá, modelándolas.

Ella miró el cielo a través de la ventana, veía elefantes, ángeles, corazones, y la fantasía voló a cientos de pies de alto. Se vio bailando entre ellas, acariciándolas, saltando sobre ellas.
Una voz la puso rápidamente en la tierra. Era la mamá que le recordaba que debía ir al supermercado.

- Vamos rápido que tengo que hacer la comida.

Se vistió mientras seguía mirando el firmamento desde su habitación olvidando nuevamente que debía ir a comprar.

- Rosalía rápido por favor!- volvió a gritar la madre desde el comedor.

Sin ganas salió con la lista y el dinero en el bolsillo. Saludó a Doña María, le preguntó si necesitaba algo del super y guardó también la lista de la vecina. Encontró un papel en el piso y lo levantó, confeccionó un barquito y cuando llegó a la acequia lo depositó en ella, caminó siguiéndolo, pensando qué iría recorriendo en su rumbo, navegaría hasta llegar al lago y de allí al enorme océano, luchando con las olas, secándose con el sol.

- Nena! Por qué no mirás por dónde caminás?- gritó un señor al que no vio en su ensoñación.

A penas lo miró, la distrajo una mariposa que se posaba sobre una flor en el árbol que estaba en la puerta del supermercado, le llamó la atención el color verde clarito y sus ojos siguieron su aleteó, caminó hasta ella y la vio irse a otra flor y a otro árbol, hasta que tropezó con una piedra y casi cayó. Entonces recordó qué tenía que hacer y trató de hacerlo rápido para volver a la calle y seguir con sus sueños.

Rosalía y su universo intenso que la llevaba a mundos increíbles. La mamá estaba aterrada no sabía qué hacer con ella, había consultado médicos, psicólogos, psiquiatras y no había remedio, todos decían que no había ningún problema en la niña, sólo que tenía una imaginación muy vivaz. Había intentado ponerla en penitencia, pero era imposible, la nena se escapaba, se perdía en eternas ensoñaciones, así que se había dado por vencida.

Hasta que una mañana se le ocurrió ponerla a escribir, le compró un cuaderno para que escribiera sus sueños.

Hoy Rosalía es una gran escritora, pero es muy difícil que hable de sus libros, que dé conferencias o presentaciones, porque cuando comienza a contar cómo escribió la historia, se pierde en sus mundos mágicos y es difícil hacerla regresar.

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