
Una extraña tarde de otoño, de esas que el sol está tibio, y las hojas juegan carreras por la plaza, conocí a esa persona extraordinaria.
Tenía los ojos profundos, no recuerdo el color, pero ¿acaso importa? Sólo esas chispas que había en ellos, esa paz y tanta sabiduría.
A penas tenía 25 años, sentada allí como una presencia mágica.
Me miró, la miré, me sonrió y me invitó a sentarme a su lado. A veces uno sigue sus instintos, fue la primera vez en mucho tiempo que no tuve miedo de un desconocido. Bajé la guardia y sonreí.
La charla era como encontrar a alguien que hace mucho no ves, me habló de muchas cosas y de su vida, tristezas, alegrías. De cómo había llegado a esa plaza en ese instante y que me estaba esperando.
Mi asombro fue increíble, ¿cómo sabía que yo pasaría por allí? Suspiró, y volví a reir.
Habló de la vida y de cómo uno espera que todo aquello que le prometen se cumpla, de los autodidactas que nadie entiende, de las mentiras que lastiman el alma. También me dijo aquello que era verdad que si te lastiman los que te deben querer cómo confiarás en los extraños.
Crecía mi asombro, cómo podía ser que una perfecta desconocida supiera mis más profundos pensamientos y me guiñó un ojo.
- Conozco cosas tuyas que ni siquiera vos debés conocer, me dijo
No podía articular palabras, sentía mis piernas temblar como ocurre siempre que estoy nerviosa.
Y ella me miró a los ojos, con esa mirada que no voy a olvidar nunca. Y dijo:
- La vida consiste en aprender
Y creí eso que estaba detrás de las palabras, y sentí que me estaba animando a seguir creyendo en mí. Y volvió a decir:
- Nadie más que vos sabe qué pasa, dentro tuyo están las respuestas. Es verdad que aunque perdones el dolor queda, que las heridas se deben curar para poder comenzar de vuelta. Y sólo depende de vos lo feliz que seas.
No dijo más nada, me dio un caramelo ácido de esos que me gustan a mí, pero ya no me asombraba. Besó mi mejilla y se fue. La seguí con la mirada hasta que desapareció en la esquina. Sentía ganas de preguntar a los que estaban allí cerca, si era verdad, si esa persona estuvo allí o fue sólo un sueño, pero no me animé, puede que pensaran que estaba loca y la verdad, ya estoy acostumbrada a que todos vean una cosa diferente a lo que veo yo...

2 comentarios:
Precioso, de corazón te lo digo.
Si fue sueño o realidad,nada importa...
Lo que sí importa es que te dijo cosas muy sabias para que las asimilaras y las pusieras en práctica.
Nadie mejor que uno mismo para romper barreras,saltar obstáculos y llegar a la felicidad.
Me ha gustado mucho.
Besos.
precioso lo que has escrito, hoy!!!!!!!!
cada uno de nosotros es el único que puede hacer algo......
un abrazo, reina
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